Pese a que el Hospital Nossa Senhora da Paz atiende de forma gratuita a los pacientes ingresados por tuberculosis, la difícil situación económica del país ha afectado a su capacidad para proporcionar una dieta adecuada a los pacientes ingresados, quedando la alimentación exclusivamente a cargo de los familiares, siendo, en la mayoría de los casos, insuficiente (o nula) y provocando una nutrición inadecuada. Además del impacto que una mala nutrición tiene en la enfermedad, la falta de comida hace que muchos abandonen el tratamiento, lo que todavía empeora más la situación.

Para ese problema nos propusimos 3 objetivos:

1. Generar alimentos seguros y de calidad que puedan consumir los pacientes ingresados en el Centro de Tuberculosis, enriqueciendo así su dieta.

2. Impulsar un nuevo modelo de consumo que lleve a la igualdad y al desarrollo sostenible de la zona fomentando el uso eficiente de los recursos y la energía.

3. Dinamizar y dignificar la profesión de la agricultura ecológica para que toda la comunidad se vea beneficiada y que permita la creación de empleos ecológicos, justamente remunerados y con buenas condiciones laborales.

Para ello reactivamos un antiguo huerto existente en los propios terrenos del hospital, con una superficie de una hectárea, próximos a un río y por tanto con acceso directo a un pozo con agua. Esta extensión permitirá producir las verduras más habituales de la dieta angoleña en cantidad suficiente para cubrir las necesidades de los enfermos ingresados, a la vez que se producirá un excedente que se venderá en los mercados locales. Con los ingresos generados con esta venta se comprarán otros productos, principalmente judías, huevos, carne y pescado, necesarios para asegurar el correcto aporte proteico de la dieta de los pacientes.

Para ese proyecto realizamos un crowfunding que recaudó 9.200 euros y las obras de acondicionamiento del huerto comenzaron en junio de 2021.

A día de hoy, el huerto ocupa aproximadamente una hectárea, tiene unos 20 arboles de mangos muy productivos en su interior y dada la irregularidad del terreno se optó por utilizar un sistema de microaspersión.

El agua sale de tres pozos conectados a una tubería principal bombeada con una electrobomba. El siguiente paso es hacer una pequeña parcela con hortalizas variadas para alimentar a los pacientes del centro de tuberculosis y el resto del huerto hacer monocultivo o dos cultivos (tomate y posteriormente patata o cebolla) para tener un rendimiento económico que permita la autosustentabilidad (salarios de los guardas, trabajadores de la huerta, compra de semillas y fertilizante...).